La comprensión del
proceso de enseñanza-aprendizaje para la atención a las necesidades educativas
especiales, parte del presupuesto teórico y metodológico de que “todo hombre
posee inmensas posibilidades para aprender. La posibilidad, claro está, no se
convierte espontáneamente en realidad; para alcanzarlo es necesario que “trabajen”
con intensidad, tanto el maestro que enseña como el alumno que aprende.”
(Chávez, J. y H. Díaz, 1988:4).
La diversidad es
reconocida como una conducta y condición humana, que se manifiesta en todas las
situaciones de la vida cotidiana como actuaciones sociales que expresan el
desarrollo personal y la interiorización de esas condiciones sociales. El
conocimiento de esta diversidad tiene un impacto en la educación en general y
en el proceso de enseñanza-aprendizaje en particular, puesto que la escuela es
el escenario educativo donde con mayor frecuencia se dan evidencias de la
diversidad de los alumnos que la conforman.
La diversidad que se
manifiesta en el contexto escolar tiene su origen en variados factores del
desarrollo en el escolar, como consecuencia de influencias educativas,
hereditarias, sociales, económicas, culturales, geográficas, étnicas y
religiosas, así como de las diferencias intelectuales, psicológicas,
sensoriales, motrices y de género. Si bien estas diferencias siempre han existido,
no han sido reconocidas de manera que sean observadas desde la perspectiva de
atención a lo común y lo diferente, adecuando la respuesta educativa al
contexto social, comunitario, escolar, áulico, grupal e individual a través del
proceso de enseñanza-aprendizaje, en sus perspectivas dinámica, compleja y
multifactorial.
Para el logro de una
educación en y para la diversidad resulta urgente direccionar las prácticas
pedagógicas hacia una respuesta educativa heterogénea y ofrecer todas las
oportunidades para el desarrollo desde su diversificación; se hace referencia
entonces a la proyección de tantas respuestas educativas y didácticas como
escolares participantes del proceso de enseñanza - aprendizaje. Resulta de este
direccionamiento que: “se concibe al niño y su desarrollo como centro de toda
la actividad pedagógica y todo puede y debe modificarse en función de ese
objetivo supremo.
En el momento actual en
que los principios de individualización y atención a la diversidad son
imperativos desde el punto de vista educativo, se hace necesario un reajuste de
la respuesta educativa en y para la diversidad, que responda a las exigencias
de la atención a las necesidades educativas especiales y que potencie un
proceso de enseñanza-aprendizaje en correspondencia, donde la comunicación y la
integración de los componentes del proceso interactúen con un carácter cíclico
y progresivo, estimulador del desarrollo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario